Cuando mis abuelos murieron dejamos pasar unos minutos antes de llamar a las enfermeras para poder seguir hablando con ellos, para continuar agarrando su mano y acariciando su frente, para besarlos, para que no los reanimasen y para que no se los llevasen.
Primero murió mi abuelo, y cuando avisamos a las enfermeras de su fallecimiento, corrieron a darle descargas eléctricas para reanimarlo.
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