Vivimos creyendo que vamos a ser jóvenes para siempre, que vamos a gozar de buena salud toda la vida, que nuestras capacidades van a permanecer intactas hasta el final, y que de mayores nos cuidarán nuestros hijos e hijas, o pagaremos una residencia. Y sin embargo, es posible que no podamos ni pagar una residencia, ni ser cuidados/as en condiciones dignas. Piénsalo: el sistema no nos deja cuidar
↧