Una de las mayores violencias que nos puede infligir nuestra pareja es llevar a su amante a nuestra casa y tener sexo con ella en nuestra cama. Nuestra casa es un espacio sagrado, es nuestro refugio, el sitio al que llegamos a descansar después de librar nuestras batallas. Es nuestro espacio de intimidad, nuestro nido, nuestra cueva para estar tranquilas, nuestro lugar para quitarnos la armadura,
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