Hoy mi corazón está con las mujeres inmigrantes y campesinas que trabajan bajo los plásticos en Andalucía a cambio de un salario de miseria, en unas condiciones inhumanas, sometidas a patrones que no las llevan al médico cuando enferman. Viven sin papeles y por tanto son derechos, en asentamientos precarios que se incendian, sin las condiciones mínimas de salubridad. Sus patrones las violan
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