Las niñas empiezan desde muy pequeñas a sufrir la necesidad de la aprobación masculina. A los seis años ya saben que las personas más importantes del mundo son hombres, pronto asumen que son inferiores a los niños y empiezan a buscar la aprobación de los superiores. Las niñas a las que les toca un padre abandonador o un padre ausente son las que más sufren y las que más necesitan la atención
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