“Si entendemos nuestro cuerpo como si de un hardware se tratase, podemos instalar nuevos softwares que escapen a la socialización hegemónica heteronormativa” Genderhacker & Nodo Transhackerfeminista “No sólo no se nace mujer, sino que nunca se llega a serlo”. Alaska
“Prefiero ser un ciborg que una diosa” Donna Haraway
"No hay que tener miedo al cambio, sino buscarlo. Porque cambiar es detenerse en el camino y subirse a un alto para ver lo que va siendo nuestra vida, en qué se parece a lo que nos gustaría que fuese." Josefina Aldecoa
“A veces pienso que sólo a través del amor podemos salvarnos, sólo a través de la energía orgásmica podemos obtener la fuerza suficiente como para soportar tanto dolor y tanta mierda. Y a veces también, prefiero no pensar, sólo tumbar mi cuerpo cálido junto a otro cuerpo cálido y olvidarme que existe una realidad fuera de la piel”.
Diana J. Torres
“Se trata de un movimiento post-identitario: “queer” no es una identidad más en el folklore multicultural, sino una posición de crítica atenta a los procesos de exclusión y de marginalización que genera toda ficción identitaria. El movimiento “queer” no es un movimiento de homosexuales ni de gays, sino de disidentes de género y sexuales que resisten frente a las normas que impone la sociedad heterosexual dominante, atento también a los procesos de normalización y de exclusión internos a la cultura gay: marginalización de las bolleras, de los cuerpos transexuales y transgénero, de los inmigrantes, de los trabajadores y trabajadoras sexuales…”
Beatriz Preciado
"Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las insatisfechas, las que nadie desea, las histéricas, las taradas, todas las excluidas del gran mercado de la buena mujer" Virginia Despentes
"Nunca te dirán en un trabajo que te despidieron por ser lesbiana, pero eres incómoda"Gracia Trujillo
“Nos queda seguir la lucha contra las violencias de tantos tipos contra los cuerpos, las vidas distintas, disidentes de la heteronormatividad. No hay que perder la perspectiva de la lucha colectiva, en redes, manadas, como queramos, sino también internacionalista, para que no nos roben los derechos allá donde se han ido consiguiendo, para que no nos encierren o nos maten, para que la gente no se muera de sida... para que no nos roben la libertad”.
Gracia Trujillo
“Es urgente e imprescindible en el siglo XXI una rebelión de cuerpos”Beatriz Preciado
“Para todos los sistemas de machos y fachos la mujer es una puta; mueran los sistemas, vivan las putas” Graffiti de Mujeres Creando
“Seguir aprendiendo a defendernos unas a otras. A generar espacios de seguridad y gozo colectivos. A minimizar el inmenso daño que recibimos cuando respondemos a su violencia. A no cuestionarnos unas a otras y empatizar políticamente. A no reprocharnos a nosotras mismas las alianzas que elegimos y tampoco las que no elegimos. A pedirle aliento y protección divinas a Sylvia Rivera, aquella travesti puta portorriqueña yonky sintecho guerrera y activista siempre que lanzó un tacón contra la policía el 28 de junio de 1969 en la puerta del bar Stonewall en Nueva York. Y a celebrarnos cada día no sólo por resistir y plantar cara al enemigo heterodominador, sino también por disfrutar cada minuto de estas vidas que son más nuestras porque nos las hemos ganado a pulso”. Itziar Ziga
“El movimiento feminista tiene que soñar con algo más que la eliminación de la opresión de las mujeres, tiene que soñar con la eliminación de las sexualidades y los papeles sexuales obligatorios. El sueño que me parece más atractivo es el de la sociedad andrógina y sin género (aunque no sin sexo), en que la anatomía sexual no tenga ninguna importancia para lo que unx es, lo que unx hace y con quién hace el amor·”. Gayle Rubin
“Al parecer, la relación entre mujeres y perras viene de 1770, cuando en un creciente interés sobre la reproducción humana, Lazzarato Spallanzini, un médico/sacerdote, entra a experimentar con perras, demostrando que el orgasmo femenino (en ese momento considerado necesario para la fecundación) no tenía injerencia en la reproducción. Perra es entonces esa persona que, aún sabiendo que no necesita de su propio placer para concebir, sigue sin reprimir su deseo y continúa tercamente intentando procurarse placer. Monica Eraso J.
“Reclamamos la libertad de todas las personas que lo desean a no identificarse ni como hombre ni como mujer. Consideramos que no debe ser obligatoria la mención de sexo en los documentos oficiales y exigimos la eliminación de los protocolos médicos de normalización binaria para personas intersex. Por supuesto, que se garanticen las libertades sexuales y reproductivas de las personas trans, de las mujeres lesbianas y de las personas solas”.
ASAMBLEA OCTUBRETRANSBCN
“Llamamos a la insurrección, a la ocupación de las calles, a los blogs, a la desobediencia, a no pedir permiso, a generar alianzas y estructuras propias: no nos defendamos, ¡hagamos que nos teman! Somos una realidad, operamos en diferentes ciudades y contextos, estamos conectadxs, tenemos objetivos comunes y ya no nos calláis. El feminismo será transfronterizo, transformador transgenero o no será, el feminismo será TransFeminista o no será...”
“En nuestra sociedad las manifestaciones de tipo afectivo-sexual se relegan forzosamente a la más estricta intimidad, al secretismo, desde las caricias hasta el coito, prueba de una vergüenza atávica e irracional y de la más feroz hipocresía: la sociedad rechaza públicamente aquello que íntimamente desea”. HERAKLES –SAFO
“Lo importante no es ser “queer” (esto sería una contradicción puesto que “queer” no es una identidad) sino mantener una actitud crítica con respecto a los efectos normalizadores y excluyentes de toda identidad sexual”. Beatriz Preciado
"El feminismo es una revolución no un reordenamiento de consignas de marketing...El feminismo es una aventura colectiva, para las mujeres pero también para los hombres y para todos los demás. Una revolución que ya ha comenzado. Una visión del mundo, una opción. No se trata de oponer las pequeñas ventajas de las mujeres a los pequeños derechos adquiridos de los hombres, sino de dinamitarlo todo. Y dicho esto, buena suerte chicas y mejor viaje!" Virginie Despentes "Teoría King Kong"
“A los baños no vamos a mear sino a reafirmar los códigos de la masculinidad y la feminidad en el espacio público. Por eso, escapar al régimen de género de los baños públicos es desafiar la segregación sexual que la moderna arquitectura urinaria nos impone desde hace al menos dos siglos,: público/privado, visible/invisible, decente/obsceno, hombre/mujer, pene/vagina, de-pie/sentado, ocupado/libre..” Beatriz Preciado
“Como feminista sólo se puede ser hereje, bastarda, aberrante, abyecta, monstrua. El feminismo sólo puede ser anti-sistema. Últimamente tengo muy presentes a nuestras antepasadas brujas. El 85% de quienes fueron conducidas a la hoguera eran mujeres. Y todavía la historia oficial no habla de feminicidio, en fin. Ya sólo por ellas, me llamo hereje. Y por no comulgar con el falso feminismo del poder, por supuesto. Y por atea, anticlerical, hija de Lilith”.Itziar Ziga “Ya no nos vale con ser sólo mujeres. El sujeto político del feminismo mujeres se nos ha quedado pequeño, es excluyente por sí mismo, deja fuera a las bolleras, a lxs trans, a las putas, a las del velo, a las que ganan poco y no van a la uni, a las que gritan, a las sin papeles, a la marikas…” Manifiesto para la Insurrección Transfeminista
"A diferencia de las políticas “feministas” u “homosexuales”, la política de la multitud queer no se basa en una identidad natural (hombre/mujer), ni en una definición basada en las prácticas (heterosexuales/homosexuales) sino en una multiplicidad de cuerpos que se alzan contra los regímenes que les construyen como “normales” o “anormales”: son las drag-kings, las bolleras lobo, las mujeres barbudas, los trans-maricas sin polla, los discapacitados-ciborg". Beatriz Preciado
“Las putas formamos parte de una sociedad clandestina. Nos quieren follar, pero no escuchar. Cuanto más me dicen que no tiene interés escuchar lo que dice una puta, más me interesa hacerlo. Si no importa lo que dice una puta, ¿qué importa lo que diga Soraya Sáenz de Santamaría, Ratzinger, Rouco Varela y Patxi López?”Itziar Ziga.
“Perra”, repetida, deconstruida y vuelta a construir, funciona como una doble subversión identitaria: subvierte la representación de “perra”, retando sus impactos negativos, y subvierte las narrativas de identidad propuestas desde algunos feminismos regionales que, siguiendo sus propias estrategias, enuncian una identidad cimentada en los roles tradicionales de la mujer”. Teresa Garzón
“El activismo queer propone disolver las categorías de identidad (mujer, lesbiana, hombre, gay, heterosexual…) y desdibujar las fronteras de grupo, a favor de la política del carnaval, la transgresión y la parodia”. Mujeres preocupando.
"El queer es una apuesta por explorar las fronteras y destrozar las dicotomías del pensamiento binario y jerárquico de nuestras sociedades occidentales. Es también una herramienta de análisis multidisciplinar en el área de las ciencias sociales y las filosofías, y una prolongación de las luchas feministas que pretende acabar con la rígida división de roles y con los estereotipos que determinan la construcción de las identidades de género. Lo interesante de esta herramienta es que es un proceso no acabado, que está ahora entre nosotras, que es puro presente, y que está abierta a acoger todas las reflexiones que cuestionan el orden patriarcal y capitalista". Coral Herrera Gómez http://haikita.blogspot.com/2013/04/ser-queer.html
“Yo no sé nada sobre por qué es tan excitante ver a otras personas follando y diciéndose guarradas. El caso es que funciona. El porno revela crudamente ese otro aspecto de nosotros mismos: el deseo sexual es una mecánica, nada complicada de poner en marcha. Y sin embargo, mi libido es compleja, lo que dice de mí no siempre me agrada, no siempre encaja con lo que a mí me gustaría ser. Pero puedo preferir saberlo, en lugar de esconder la cabeza y decir lo contrario de lo que sé de mí, para preservar una imagen social tranquilizadora” Virginie Despentes
“Produzco y aparezco en pornografía porque quiero devolverle al cine para adultos los cuerpos naturales, el sexo real y la verdadera química. Quiero que la atención esté puesta en los orgasmos reales y en la conexión auténtica entre la gente teniendo sexo. Para mí producir porno no se trata de encontrara a la gente más hermosa y hacerlas desempeñar una serie de movimientos...”
Liandra Dahl
“No estamos simplemente viendo “sexo”, estamos viendo el trabajo humano que contribuye a la construcción del placer” Linda Williams
“Una estrategia de lucha sería efectivamente lo que podríamos denominar la “objeción de género”, es decir, el rechazo de la inscripción de la diferencia sexual en los documentos de identidad” Beatriz Preciado "Lxs queers estamos en todas partes, aunque unas se definan como tales y otras personas no, la resistencia a la definición es una resistencia política. Lo cotidiano es político, las emociones son políticas, las identidades son construcciones, las narraciones se pueden diversificar, los mitos se pueden deconstruir, las fronteras dicotómicas se pueden derribar, y las jerarquías pueden eliminarse: en la academia y en las discotecas, en las camas y en las calles". Coral Herrera Gómez
“Se hai umha estratégia política com todo um potencial por desenvolver essa é a dos amores transfronteiriços: tezer afectos e vida comunitária traspassando as barreiras, as fronteiras, os límites. A arte está em fazé-lo desde abaixo, desmontando as relaçons de poder, porque para que os amores entre diferentes podam florescer é precisso abordarmo-nos de igual a igual”. NÓMADAS QUEER
“Being in love (l’amour fou) a pathological variant of loving. Being in love=addiction, obsession, exclusion of others, insatiable demand for presence, paralysis of other interests and activities. A disease for love, a fever (therefore exalting). One “falls” in love. But this is one disease which, if one must have it, is better to have often than rather infrequently. It’s less mad to fall in love often (less acurate for there are many wonderful people in the world) than only two or three times in one’s life. Or maybe it’s better always to be in love with several people at any given time”.
Todos los seres humanos tenemos los mismos derechos en el ámbito afectivo, sexual y emocional. Tenemos derecho a amar a quien queramos, y a que nos quieran. Todos los seres humanos tenemos los mismos derechos en el ámbito afectivo, sexual y emocional. Tenemos derecho a amar a quien queramos, y a que nos quieran.
Parece algo muy sencillo pero en realidad no todas las personas que habitan el planeta pueden vivir sus amores con libertad.
Vivimos en una cultura que reprime la expresión de nuestras emociones, que nos obliga a contener y controlar los excesos emocionales, que nos ofrece modelos de amor basados en un único esquema de pareja heterosexual monogámica, y que condena todas las desviaciones de la "norma amorosa". Por eso las lesbianas, las bisexuales, los gays, las transexuales, los adúlteros, las poliamorosas, las parejas de ancianos, las parejas de niños o las parejas de diferente clase socioeconómica, han de ocultar sus relaciones cuando no están bien vistas en su comunidad porque se desvían de esta "normalidad". La normalidad no es natural, sino construida.Cada cultura tiene sus normas, prohibiciones, tabúes, costumbres amorosas, de modo que en cada una de ellas se promueven unos modelos y se condenan otros. En muchos casos las relaciones que se desvían de estas normatividad han de ser vividas en la clandestinidad o han de ser eliminadas, invisibilizadas o rotas.
Los castigos para los y las que se desvían de la norma son variados: pueden ir desde una simple condena social desde el entorno próximo (aislamiento, rumores, rechazos), hasta una pena de cárcel o de muerte, como sucede en un gran número de países donde los homosexuales son golpeados y torturados, las lesbianas sufren "violaciones correctivas" y las mujeres casadas que han querido divorciarse o son infieles a sus esposos son apedreadas hasta la muerte. Por todo esto se hace necesario reivindicar una serie de derechos fundamentales en el ámbito afectivo, sexual y sentimental: porque están siendo pisoteados a diario en muchos países del mundo. Son millones las personas que no pueden vivir su amor por miedo a las leyes que prohíben determinados tipos de relación sexual/sentimental. Es preciso que defendamos el derecho a querernos como nos plazca, a juntarnos como deseemos, a probar formas más bonitas e igualitarias de relacionarse. Tenemos derecho a construir las relaciones desde la libertad y no la necesidad, a probar nuevos esquemas de relación, a construir relaciones sin la carga de prejuicios y estereotipos que hoy posee.
Porque el amor es el amor, y afortunadamente cualquier puede sentirlo y vivirlo, forma parte de nuestra condición humana. Tener afectos es algo fundamental para nosotros y nosotras, tenemos derecho a poder elegir y construir nuestras relaciones de afecto, de erotismo, de pasión, inventar nuevas categorías amorosas más allá del romanticismo patriarcal, querernos sin poseernos... o seguir los patrones tradicionales. Pero desde la libertad para elegir y siempre respetando los derechos humanos y las libertades propias y ajenas. Estos derechos se aprenden con el respeto y la empatía hacia los otros, la sensibilidad hacia sus sentimientos/emociones, las ganas de relacionarnos desde el cariño, la sinceridad plena y la comunicación fluida. Y con mucho amor por el prójimo. Tenemos que visibilizar la importancia del derecho a amarse con libertad, porque lo personal es político: nuestras comunidades deberían poder garantizar estos "derechos emocionales" para todos sus habitantes.
El amor es una construcción humana sumamente compleja que posee una dimensión social y una dimensión cultural. Ambas dimensiones influyen, modelan y determinan nuestras relaciones eróticas y afectivas, nuestras metas y anhelos, nuestros gustos y nuestros sueños románticos. Tanto la sexualidad como las emociones son, además de fenómenos físicos, químicos y hormonales, construcciones culturales y sociales que varían según las épocas históricas y las culturas.El amor se construye en base a la moral, las normas, los tabúes, las costumbres, creencias, cosmovisiones y necesidades de cada sistema social, por eso va cambiando con el tiempo y en el espacio, y por eso no aman igual en China que en Nicaragua, ni los bibri aman del mismo modo que los semais. Seguir leyendo
Son numerosos los autores que defienden la idea de queel amor es una constante humana universal porque existe en todas las culturas y porque la capacidad de amar parece formar parte de nuestra condición. Teóricos como Wilson y Nias (1976) defienden la universalidad del amor romántico, señalando que el fenómeno amoroso romántico no es de origen reciente ni está restringido a nuestra cultura: “Aunque no siempre concebido como un necesario preludio para el matrimonio, el amor romántico y pasional ha existido en todos los tiempos y lugares”. Por su parte, los antropólogos Jankowiak y Fisher (1992) documentan la existencia de lo que ellos definen como “amor romántico” en casi un 90 por 100 de las 168 culturas analizadas. El amor romántico nunca ha tenido tanta importancia en la vida de los humanos como en la actualidad. Hoy en día la gente que no tiene que preocuparse a diario por la supervivencia, gasta una gran cantidad de tiempo y energía en encontrar al amor de su vida. Nos buscamos en las redes y en los bares, consumimos películas románticas, desea mos vivir historias de pasión, nos enamoramos platónicamente alguna vez en la vida, nos juntamos y nos separamos, nos olvidamos, volvemos a soñar con una relación ideal.
Y es que gracias al impresionante desarrollo de la comunicación de masas en el siglo XX, el amor romántico ha experimentado un proceso de expansión paulatina hasta instalarse en el imaginario colectivo mundial como una meta utópica a alcanzar, cargada de promesas de felicidad.
Esta utopía emocional colectiva está preñada de ideología pese a que se presenta fundamentalmente como una emoción individual ymágicaque acontece en lo másprofundodel interior de las personas.La ideología hegemónica que subyace a esta utopía emocional es de carácter patriarcal, y en ella la moral cristiana ha jugado un papel fundamental, porque nos ha conducido por la vía del modelo heterosexual y monogámico con una orientación reproductiva.
El amor romántico es, en este sentido, un ideal mitificado por la cultura, pero con una gran carga machista, individualista, y egoísta. A través del amor romántico se nos enseña a relacionarnos, a reprimir nuestra sexualidad y orientarla hacia una sola persona. A través de las ficciones que creamos y los cuentos que nos contamos, aprendemos cómo debe de ser un hombre, y como debe de ser una mujer, y muchos siguimos estos modelos de masculinidad y feminidad tan limitados para poder integrarnos felizmente en esta sociedad y encontrar pareja.
La prueba más patente es quetoda la imaginería colectiva amorosa occidental está formada por parejas de adultos de distinta identidad genérica; son uniones de dos en dos cuyo final está, como en el caso de la moral cristiana, orientado al matrimonio y a la reproducción. Además, los sistemas emocionales y sexuales alternativos(amor en tríos, cuartetos y grupos grandes, amor entre ancianos, amor entre niños, amor entre personas del mismo sexo/género o de diferentes clases socioeconómicas, razas o culturas)siguen siendo considerados desviaciones de la norma, y penalizados, por tanto, socialmente.
La heterosexualidad y la monogamia, en este sentido, se contemplan como característicasnormales, es decir,naturales, porque siguen losdictadosde la naturaleza.La Ciencia se ha encargado de legitimar esta visión, hasta llegar incluso a concluir que el mito de la monogamia y la fidelidad sexual es una realidad biológica y universal.
La necesidad de la exclusividad sexual ha sido mitificada por necesidades del sistema patriarcal a través de las narraciones religiosas y profanas, a pesar de que la monogamia no es un estado natural y muy pocas especies la practican. Lo paradójico de la reificación de la monogamia es que el adulterio y la prostitución forman parte del sistema monogámico. Son la otra cara de la moneda, su contrario y a la vez su complemento. La fidelidad y la exclusividad son fenómenos, en este sentido, que atentan contra elstatu quoy la organización de la sociedad en familiascerradas.
El amor, pues, en su dimensión política y económica, se nos presenta como un mecanismo del sistema para perpetuarse. Para que todo siga igual, hacen falta parejas heterosexuales que traigan al mundo a nuevos consumidores/trabajadores que se casen y permanezcan dentro del modelo de familia considerado "normal". Por eso nos seducen con amor mitificado.
No sólo la sexualidad humana, sino también las emociones, son políticas y poseen una dimensión simbólica; dicho de otro modo,nuestros sentimientos están predeterminados y moldeados por la cultura y la sociedad en la que vivimos. Son numerosos los autores que han puesto el acento en la dimensión literaria del amor como constructor de realidad, y como modeladora de las emociones y los sentimientos. Martha Nussbaum y Antonio Damasio defienden la idea de que los sentimientos y las creencias, las emociones y la razón son lo mismo y están localizadas en partes del cerebro que trabajan conjuntamente. Por eso entienden que tanto la teoría científica como las narraciones humanas tienen un papel preponderante en la construcción sociocultural de las emociones: “Los relatos construyen en primer lugar y después invocan (y refuerzan) la experiencia del sentir” (Nussbaum, Martha 2005).
La filósofa estadounidense afirma que las emociones son aprendidas en la cultura, a través de los relatos y los mitos. En los relatos hay una estructura de sentimiento, una estructura expresiva, y una fuente o paradigma de emociones: “Los relatos son una fuente principal de la vida emocional de cualquier cultura”. Lo importante de su teoría es la idea de que si los relatos se aprenden, se pueden desaprender; si las emociones son construcciones, se pueden derribar. Por eso es importante analizar los relatos: para poder entender cómo y por qué amamos. También esmuy interesante la idea de Nussbaum acerca de los deseos que engendran las narraciones: afirma que son respuestas al sentido de infinitud. El miedo, la esperanza, el anhelo son emociones ligadas al sentimiento de tener la vida fuera de control, y expresan una trascendencia, una reflexión profunda acerca de la muerte.
Es tal la proliferación de relatos amorosos en diversos soportes (canciones, poemas, cuadros, esculturas, novelas, películas, libretos, folletines, etc. etc.), que a menudo parece un sentimiento que pertenece a la ficción. Es decir, que parece constituir otra realidad diferente a larealidad suprema . Esto sucede porque nos alejamos de nuestra cotidianidad y nos sentimos transportados a otra dimensión del mismo modo que cuando construimos una realidadficticia, pese a que la línea que separa la ficción de la realidad es frágil, y a menudo inconsistente. Una prueba de ello es que cuando vemos una tragedia amorosa en el cine, por ejemplo, lloramos con los protagonistas que tienen que despedirse para siempre, y nos sentimos tan tristes como ellos.Los relatos, en este sentido, construyen emociones para ser sentidas, no sólo para ser contempladas.
Estasemociones fabricadasinciden en nuestro cuerpo del mismo modo que las emociones reales, es decir, las que sentimos en la interacción cara a cara con nuestros semejantes. Quizás varía en intensidad, pero su correlato físico es evidente: las emocionesficticiasnos aceleran el latido cardiaco, nos hacen segregar endorfinas y nos hacen gritar de miedo o llorar conmovidos. Esto no se debe únicamente a la capacidad de empatía humana, sino también al fenómeno de la proyección e identificación de las audiencias con los productos culturales que consumen. Así, las emociones son sentidasrealmentea través del cuerpo, y nos provocan unas reacciones físicas y orgánicas del mismo modo que cuando estamos viviéndolas en persona. Esas reacciones crean pautas de conducta amorosa que aprendemos en los relatos y luego aplicamos a nuestra vida real.
La mayor parte de los mitos en torno al amor romántico surgieron en la época medieval; otros han ido surgiendo con el paso de los siglos, y finalmente se consolidaron en el XIX, con el Romanticismo.El principal mito que encontramos en el amor es en la frase que concluye los relatos:“yvivieron felices, y comieron perdices”.La estructura mítica de la narración amorosa es casi siempre la misma: dos personas se enamoran, se ven separadas por diversas circunstancias (dragones, bosques encantados, monstruos terribles) y barreras (sociales y económicas, religiosas, morales, políticas). Tras superar todos los obstáculos, la pareja feliz por fin puede vivir su amor en libertad. Evidentemente, como mito que es, esta historia de impedimentos y superaciones está atravesada por las ideologías patriarcales, que ponen la misión en manos del héroe masculino, mientras que la mujer espera en su castillo a ser salvada: él es activo, ella pasiva (el paradigma de este modelo esla Bella Durmiente, que esperó ni más ni menos, CIEN años).
En otros relatos, en cambio, se incide en la valentía de la mujer que lucha contra el orden patriarcal, contra la ley del padre, y se le otorga un papel activo, como es el caso de Julieta, Melibea, Catalina Earnshaw, Emma Bovary, Anna Karenina, la Regenta o el mito español de Carmen, mujer indomable que subyuga a los hombres.Para Denis de Rougemont, lo característico de nuestra sociedad es que el mito del matrimonio y el mito de la pasión se han unido pese a que son contrarios. La contradicción reside en que la pasión es perecedera, indomable, intensa, contingente, y preñada de miedo a perder a la persona amada. La pasión se exacerba con la inaccesibilidad y representa en nuestro imaginario el delirio arrebatado, el éxtasis místico, la experiencia extraordinaria que nos trastoca la rutina diaria. El matrimonio, en cambio, ofrece estabilidad, seguridad, una cotidianidad, una certeza de que la otra persona está dispuesta a compartir con nosotros su vida y su futuro. Ambas instituciones son, pues, incompatibles, por mucho que nos esforcemos en aunarlas bajo el mito del matrimoniopor amorypara siempre.
Los relatos amorosos constituyen una constante en las narrativas y las mitologías humanas desde la Antigüedad hasta nuestros días. Sin embargo, a mediados de la década de los noventa se produjo un fenómeno social conocido como “La Revolución Romántica”, concepto ideado por la cultura estadounidense. Los años de la transición entre el siglo XX y el XXI estuvieron marcados, entre otros acontecimientos culturales, por el auge de los productos del sentimiento.El primer signo de esa Revolución Romántica, según Rosa Pereda (2001), fue el vuelco del gusto general hacia la novela sentimental y las películas que narraban historias de amor.
En general, la mitología romántica ha cobrado una importancia fundamental en el siglo XXI, hasta llegar a adquirir el estatus de utopía colectivade carácter emocional. Esta utopía nos presenta el amor como una fuente de felicidad absoluta y de emociones compartidas que amortiguan la soledad a la que está condenado el ser humano. En un mundo tan competitivo e individualista como el nuestro, en el que los grupos se encuentran fragmentados en unidades familiares básicas, las personas encuentran en el amor romántico la forma de enfrentarse al mundo. El amor, es, en este sentido, un nexo idealizado de intimidad que se establece con otra persona y gracias al cual podemos sentir que alguien que nos escucha, nos apoya incondicionalmente y lucha con nosotros contra los obstáculos de la vida.
A menudo, el enamoramiento, si es correspondido, nos transporta a un estado de felicidad que es extraordinario, porque está cargado de intensidad. En nuestra sociedad este estado defelicidad permanentees el estado ideal en el que la gente querría vivir siempre; por esoel amor tiene tanta importancia en la actualidad. Es una forma de ser y de estar en el mundo en el que los golpes de la vida se ven amortiguados. Además, dispara nuestro afán soñador y utópico, porque nos sentimos capaces de superar miedos y de dejar atrás el pasado, y porque creemos que, bajo los efectos del amor, todo es posible porque es una fuerza avasalladora y transformadora quearrasacon todos los obstáculos (las distancias físicas y temporales, la oposición de las familias, o incluso nuestros prejuicios en torno a la edad, la raza, el estatus socioeconómico de las personas, etc.).
A nivel narrativo y mitológico, el amor pasional ha sido comparado con los venenos, los brebajes mágicos, con la enfermedad del cuerpo y el alma, con los hechizos y embrujamientos, como si fuese algo que sentimos ajenos a nosotros mismos, y que provoca fuertes reacciones emocionales que escapan a nuestro control. El amor se ha asociado también a la locura, al éxtasis, a la borrachera, a los estados de trance y a los accesos místicos: estados mentales, emocionales y sexuales que nos transportan a otras dimensiones de la realidad.
Literariamente este podermágicoha dado lugar a millones de metáforas y figuras literarias que comparan el amor con los huracanes, los terremotos, las inundaciones, los incendios, los volcanes, los abismos oceánicos, los desiertos, las tormentas y todo tipo de desastres naturales frente a los que el ser humano no puede hacer nada. El amor también ha sido comparado con la muerte, el infinito, la eternidad y la inmensidad del Cosmos, porque son ámbitos de la conciencia que superan nuestra capacidad de asimilarlos o de abarcarlos con nuestra pequeña mente. El amor se nos antoja, entonces, algo incomprensible e inconmensurable, como la existencia o la eternidad.
El romanticismo surgió en el momento en que los artistas, a través del amor, tomaron conciencia de la muerte y de la vida como procesos inseparables. Y es que el amor nos produce una sensación de poder abarcar la totalidad del ser, porque nos vuelve hacia nosotros mismos, y en ese proceso podemos conocer la realidad desde la propia realidad, como si fuese la de la Humanidad entera. En este sentido, el amor es una fuerzagrandiosaque revela al ser humano de su insignificancia y su breve paso por este mundo. Y eso sucede porque el amor es un deseo de eternidad que nos arroja a la cara la precariedad de nuestra existencia, nuestra vulnerabilidad e insignificancia.
La pasión amorosa se acaba; explota con violencia o se extingue lentamente, pero se acaba, como la vida. Por eso el amor nos pone en relación con la vida y la muerte; por eso lo experimentamos de un modo tan trágico y pasional, y por eso hay autores que afirman que el amor es una religión. El amor, además de su dimensión religiosa, posee también una dimensión mítica, porque ha sido idealizado en todas las épocas y porque muchas veces se nos presenta como el modo de llegar a alcanzar la felicidad, la plenitud, la vivencia del presente más pura y auténtica que hayamos vivido.
Tengo el gusto de presentarles mi nuevo proyecto editorial, un libro en el que cuento mi boda romántica y las bodas diversas en las que he participado como invitada.
La obra tendrá formato digital y también en papel, y saldrá publicada el 1 de Septiembre.
bodas reales, bodas obreras, bodas íntimas, bodorrios poligoneros, bodas gays y lésbicas, bodas de Hollywood, bodas de desobediencia civil, bodas interraciales, bodas okupas, bodas de verdad y de mentira, bodas tropicales y contrabodas.
Coral Herrera Gómez
INDICE
Prólogo
Lloro en las bodas
El lado oscuro de las bodas románticas
El mundo de los baños en las bodas
Lo nuestro es puro teatro…
Lo romántico es político
Las bodas reales y las bodas por amor
Las bodas
1 Las bodas romántico-patriarcales
1.1. Las bodas reales
Las ensoñaciones monárquico-patriarcales del romanticismo nupcial.
Las bodas mediáticas de las monarquías europeas: Grace, Diana, Camila.
Yo quiero ser la reina Kate, yo podría llegar a serlo.
El cuento de la Cenicienta y el Príncipe azul a la española: Felipe escogió a Letizia.
La dimensión política y económica de las bodas reales.
1.2. Análisis semiótico de los vídeos de las bodas tradicionales.
2 Las bodas alternativas y los amores queer
La boda multicultural por los derechos humanos.
La boda más cristiana del mundo
Mi primera boda gay en España.
La boda más romántica y queer.
Mis bodas
3. La performatividad de las bodas románticas
Bodas mágicas y bodas fallidas
Mi primera boda: Boda histórico-epistolar-performativa en Madrid.
Mi segunda boda performativa: mi compromiso con la Ciencia.
Mi tercera boda: ceremonia intercultural en Tánger.
4 Mis bodas románticas: mitos y subversiones
La boda legal
La boda mágica
Y vivieron felices, y comieron perdices
Conclusiones precipitadas
El patriarcado en nuestras venas
Por qué es tan difícil quererse.
Propuesta subjetiva de transformación del amor y las bodas
CONTRAPORTADA
Me casé por amor y escribo este libro porque me encantan las bodas y porque son un verdadero tesoro antropológico en el que se entremezclan todos los niveles de análisis (cultural, sociopolítico, económico, religioso, sexual y emocional) envueltos en las galas fastuosas de la utopía romántica posmoderna. Desde pequeña me han encantado las bodas, y he tenido la suerte de asistir a muchas, fascinada por la representación teatral en el que no existe la cuarta pared, es decir, el público es el protagonista y cada cual asume su rol casi a la perfección.
Desde la primera hasta la última boda (la mía), he podido disfrutar de mi papel sin dejar de hacerme preguntas: ¿por qué la gente se casa tan masivamente?, ¿por qué lloramos en las bodas?, ¿por qué todo el mundo pregunta por un bebé tras la boda?, ¿por qué a la gente le parece mal que la novia esté ya embarazada? ¿¿por qué da prestigio social estar casada o casado?,¿porqué los niños y las niñas juegan a casarse?, ¿porqué venden tanto las revistas del corazón con las bodas de famosos?, ¿por qué hacemos vídeos románticos de nuestras bodas y torturamos a los más allegados durante meses?, ¿por qué la cultura insiste en mostrarnos las bodas como hazañas femeninas que nos salvan de por vida?, ¿por qué hay gente que jamás llega a su boda y huye a otros mundos?, ¿por qué se invierten tantos recursos en la pareja?, ¿por qué la boda es un día de ensueño que no se olvida en la vida?, ¿quién se beneficia de las bodas?, ¿por qué la Iglesia condena el amor fuera del matrimonio y exige la ceremonia que oficialice su bendición?, ¿por qué nos premia Hacienda cuando nos casamos, reduciéndonos ciertos impuestos?, ¿por qué el Estado nos da quince días de vacaciones por matrimonio?, ¿por qué el matrimonio te otorga derechos de ciudadanía en un país extranjero?, ¿qué pasa con los que no pueden casarse porque no son heterosexuales?, ¿qué pasa con los ancianos que se enamoran en las residencias?, ¿por qué la gente con discapacidad psíquica no se casa? , ¿por qué tampoco pueden casarse tres personas que se aman y conviven juntas?, ¿por qué se desea que la luna de miel sea perpetua?,¿por qué las mujeres nos emocionamos cuando nos ofrecen matrimonio, o ¿por qué deseamos tanto que nos lo ofrezcan?, ¿por qué la gente se casa tanto y se divorcia tanto?, ¿por qué la gente aguanta infiernos conyugales tantos años?, ¿por qué la meta de muchas mujeres en muchos países es obtener un buen marido que las mantenga?, ¿por qué muchos hombres exigen fidelidad femenina y se escapan siempre que pueden?, ¿por qué muchas mujeres casadas se marchitan decepcionándose continuamente?, ¿por qué nos emocionamos tanto en las bodas?, ¿cómo nos relacionamos ese día con la familia o los amigos?, ¿cómo se dan las catástrofes familiares en las bodas?, ¿por qué aplaudimos cuando la pareja se besa?, ¿es oro todo lo que reluce en las bodas?, ¿cómo son las bodas en otras culturas humanas?, ¿por qué nos siguen fascinando las bodas reales aunque seamos antimonárquicos, de izquierda o feministas?, ¿qué hay después de las bodas?.
Y la pregunta esencial quizás sería: ¿por qué todos los finales felices de todos los relatos acaban en boda?
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La Colección Digital de El Rincón de Haikaes una transformación del blog en ebook. Son siete libros de aproximadamente 30 páginas y cada uno de ellos nace de una selección de artículos publicados en este blog:
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También se pueden hacer aportes monetarios y así amadrinar el libro. Con el dinero recaudado, mi intención es: - Traducir el libro al inglés: contratar a un/a traductor/a. Y si logro más fondos, traducirlo al italiano, francés, portugués, catalán, euskera... - Pagar al diseñador gráfico de la portada por su trabajo. - Contratar a una diseñadora gráfica para la elaboración de la web del libro y de la línea gráfica para la campaña de promoción. -Invertir en la difusión del libro en redes sociales y medios de comunicación. -Escribir otro libro.
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Libros de la autora para descargar gratuitamente o leer on line:
Esta iniciativa forma parte de una campaña de OIT, OIM, UNFPA y Consejo Nacional Contra la Trata para alertar y hacer visible una realidad que sufren millones de mujeres, niñas y niños: la trata de personas y la explotación sexual con fines comerciales.
Luis Enrique Mejía Godoy, cantante nicaragüense, compuso el tema "Pobre la María" hace años y hoy los belga-salvadoreños Shaka y Dres estrenan la canción y el videoclip de esta nueva versión en la que han estado trabajando codo a codo con Luis Enrique. Los tres quieren han querido ofrecernos una historia terrible que viven muchas mujeres en el mundo, convertida en un grito de rechazo. Ya la vez es una canción pegadiza, bailable, alegre. Esta combinación del canto a la esperanza con la canción de denuncia refleja una realidad lationamericana que muchas mujeres y niñas sufren, pues caen en manos de las mafias del tráfico de personas seducidas por promesas de una vida mejor, o bien son secuestradas directamente por redes de prostitución para ser llevadas a otros países como esclavas sexuales. El objetivo del dúo de salvadoreños, Antonio y Álvaro, es llegar a las nuevas generaciones y así lograr sensibilizar a la juventud acerca del tema de la Trata de personas.En esta producción musical se puede apreciar la fusión de dos géneros musicales, con una base electro-latina mezclada con los instrumentos y percusiones tocados en vivo por los músicos nicaragüenses de Tierra fertil.
"Construir conocimiento desde el género. Saldando una deuda histórica con la Academia". Universidad de Carabobo, Valencia, Venezuela, 2012. "EL DESPRESTIGIO SOCIAL, SIMBÓLICO E HISTÓRICO DEL TRABAJO FEMENINO", Coral Herrera Gómez
El desprestigio social, simbólico e histórico del trabajo de las mujeres
Trabajar y trabajar: producción y reproducción femenina.
Las palabras castellanas trabajo y trabajar, del castellano antiguo trebejare (esfuerzo, esforzarse), no derivan de la usual latina labor(que da las castellanas labor y laborar), sino de una tortura de la antigua Roma cuyo nombre era tripalĭum (tres palos) y del verbo tripaliāre(torturar o torturarse). El Trabajo es un elemento fundamental en la vida humana porque es una actividad que ocupa gran parte de nuestro tiempo y absorbe la mayor parte de nuestras energías; desde la Revolución Industrial empleamos en él cada vez más tiempo y esfuerzo, que puede ser remunerado o no. En cualquier caso, es ejercida por la gran mayoría de la población humana; pues tan solo unos pocos seres humanos pueden vivir y mantenerse sin ella.
En Occidente, hasta el siglo XIX, para las clases altas el trabajo era considerado una actividad indigna llevada a cabo por campesinos, esclavos y gente perteneciente a las clases socioeconómicas más bajas, pese a que eran ellos los que mantenían a las clases privilegiadas y sostenían su vida basada en el lujo y el derroche. Hoy en día, el trabajo es asalariado, pese a que existen grandes bolsas de humanos esclavizados en Asia, África, América Latina. Niños y niñas son forzados a trabajar a cambio de un sueldo mísero en fábricas textiles, minas, etc. A través del trabajo se fortalecen las diferencias socioeconómicas, pues los puestos más necesarios son los peor pagados; la entrega de tiempo y energía de su vida de cualquier persona que trabaja le impide tratar de mejorar sus condiciones de vida con trabajo autónomo. De este modo, factores como género, clase, etnia y edad, se convierten en elementos sustantivos de la desigualdad. El mercado de trabajo está dividido por estas categorías, pues la base de la estructura social está en la división del trabajo. Aquí nos vamos a centrar en el factor género para comprender cómo el reparto de roles ha contribuido a la desigualdad económica, social y simbólica de las mujeres con respecto a los hombres.
Image may be NSFW. Clik here to view. El poder patriarcal logró la subordinación femenina recluyendo a las mujeres en el ámbito doméstico, marginándolas del ámbito público (el mundo de la política y la economía, que es el lugar desde donde se construye la sociedad y se ejerce el poder) y dividiendo el trabajo productivo y reproductivo en dos esferas diferenciadas. Una vez definidas las funciones “femeninas”, comenzó la campaña de depreciación simbólica de las tareas asignadas a las mujeres (actividades domésticas y de crianza).
Esta desvalorización de las tareas fundamentales para la supervivencia del grupo (adquirir alimentos, cocinar, limpiar ropa, suelos, muebles, inodoros, herramientas de cocina, animales domésticos, niños y niñas, etc) no fue inocente: sirvió para ensalzar los trabajos desempeñados por hombres, y sirvió para dividirnos en dos grupos diferenciados. No sólo se desvalorizan las tareas domésticas y reproductivas, sino que además se propaga la idea de que la mujer nace con una aptitud magistral para las tareas domésticas, que lo natural es que disfrute con ellas o que las asuma como propias, del mismo modo que se cree también que las mujeres hemos nacido para dar vida. Parece que que lo natural es que deesemos ser madres y anteponer las necesidades de todos los miembros de la familia a las nuestras propias. Esto supone que si las mujeres deseamos dedicarnos a "cosas de hombres" (política, empresas, ciencia, literatura, leyes, etc) somos anormales o poco femeninas. En la tradición machista, la esencia de la feminidad está en el hogar, no en los espacios públicos. El trabajo doméstico se considera una actividad poco agradable y repetitiva para un hombre. La mierda siempre la han limpiado las mujeres, y generalmente han asumido en solitario todas las tareas necesarias para el bien común. Las cifras macroeconómicas no tienen en cuenta todo este trabajo invisible pero vital para la supervivencia humana. La función de las mujeres no tiene que ver solo con la nutrición, higiene, salud, educación: es también un asunto de afectos y cuidos que se asumen como "naturales". La capacidad de sacrificio femenina es elogiada en ocasiones, pero no se reconoce su valor económico, ni su coste emocional. La salud física, mental y emocional de las mujeres que se sacrifican abnegadamente por los demás es totalmente ignorada por la sociedad y las instituciones; pero vivir pendiente de las necesidades de los demás sin que nadie tenga en cuenta las suyas, ni siquiera ellas mismas, tiene consecuencias importantes en la calidad de vida de las mujeres. Para la AFM (Asamblea Feminista de Madrid, 2006),lo que mejor define el trabajo doméstico es su finalidad: proveer de bienestar a los miembros de la familia y, por extensión, a la sociedad en su conjunto. En ese bienestar está incluido garantizar la alimentación, la higiene y la salud, y también preservar el equilibrio emocional de los miembros de la familia: cuidar de la socialización de los individuos desde su nacimiento, y de la armonía de sus relaciones y sus afectos.
Pierre Bourdieu (1998) señala que una parte muy importante del trabajo doméstico que incumbe a las mujeres sigue teniendo actualmente como fin mantener la solidaridad y la integridad de la familia, conservar las relaciones de parentesco y el capital social para organizar toda una serie de actividades sociales, corrientes (como las comidas en las que se reúne la familia), o extraordinarias, (como las ceremonias y las fiestas, aniversarios, etc.). Ellas son las que se encargan de los intercambios de regalos, de visitas, de la correspondencia y de llamadas telefónicas importantes. Dichas actividades sociales están destinadas a celebrar ritualmente los vínculos de parentesco y a asegurar el mantenimiento de las relaciones sociales y del resplandor de la familia.
Así, una ama de casa es también una mujer cocinera, enfermera, limpiadora, psicóloga, educadora, planchadora, modista, jardinera, etc pero no cobra por ello. La crítica marxista y feminista a la exclusividad femenina del trabajo doméstico comenzó con Marx y Engels, los primeros teóricos que plantearon que el proceso de reproducción está íntimamente ligado a la producción. Ambos proclamaron que no existe una esfera reproductiva separada de una esfera productiva, precisamente porque la producción depende de la renovación de la mano de obra activa. Engels señaló que la opresión de las mujeres estaba ligada a la infravaloración de la esfera reproductiva (familia/domesticidad), cuando en realidad debería considerarse a las mujeres como elementos clave de la producción, ya que son las encargadas de traer al mundo nuevos trabajadores, que a su vez serán criados y educados para ser explotados en el mundo laboral.
Además de la maternidad, el trabajo reproductivo está basado en el cuidado no sólo de niños y niñas, sino también en el cuidado de enfermos/as, ancianos/as y personas dependientes por discapacidad psíquica o física. En nuestro mundo patriarcal, la sociedad entiende que somos nosotras las que tenemos que asumir en solitario toda la carga para que los demás miembros de la familia puedan seguir su vida como si no pasara nada. La sociedad no tiene en cuenta los costos que supone tener a una mujer encerrada en el ámbito doméstico atendiendo las 24 horas al familiar necesitado. Se piensa que esta abnegación y este sacrificio son “naturales” y que una mujer no necesita tener ni espacio, ni tiempo para sí misma. Los gobiernos patriarcales no dedican apenas presupuesto para la asistencia de las mujeres que cuidan a otras personas, por ello no invierte en guarderías, residencias de ancianos, centros de día para personas dependientes, ayudas a domicilio, etc. De modo que somos nosotras las que estamos cargando, en casi todo el planeta, con una labor social esencial para nuestra sociedad.
A continuación queremos hacer un breve repaso a los cambios que han experimentado las Teorías antropológicas gracias a la transversalidad de la teoría de género, que ha modificado la visión patriarcal que sostenía como ancestral y “natural” la división de roles de género desde la Prehistoria, y su consecuencia “lógica”: la subordinación femenina como un fenómeno universal y eterno.
Las teorías feministas denunciaron que los estudios antropológicos tradicionales se basaban en la caza como actividad básica para la supervivencia humana y para el desarrollo de la inteligencia, la comunicación, el bipedismo y el arte humano.Además, se consideraba una actividad propia de los varones, gracias a la cual "nos desarrollamos como especie".
En la actualidad, sin embargo, la mayoría de los antropólogos y antropólogas considera que la caza no fue el único ni el principal motor de la evolución humana. En principio, no existen razones para pensar que las mujeres no colaboraron en la caza en las primeras sociedades prehistóricas. De hecho, existen diferentes manifestaciones plásticas de muchos lugares distintos que confirman que las mujeres cazaban en la Prehistoria; algunos ejemplos puestos por Martín Casares son las pinturas de "escenas de caza" prehistóricas: cazadoras capsienses de África del sur de Damaraland y de Bramberg / Brandbers pintadas hace más de 6.000 años, o las de la costa levantina española, datadas alrededor del año 5000 a.d.C. También la participación de las mujeres en la caza menor está documentada etnográficamente en diversas sociedades de cazadores-recolectores, como los agta-negrito de Filipinas (Estioko-Griffin, 1986).
En 1977, Linton expresó su desacuerdo con el modelo del hombre cazador-proveedor insistiendo en que existen pocos datos y muchas especulaciones en el estudio de la evolución humana respecto a las teorías del papel de la caza como actividad exclusivamente masculina y creadora de la cultura: “Es sesgado, y totalmente irracional, creer en un primer o rápido desarrollo de un modelo en el cual un macho es responsable de “sus” hembras e hijos”. Para Linton, la relación entre la madre y sus hijos e hijas era la célula social más importante. Pensaba que, siendo la recolección la base de la alimentación de los primates, la alimentación vegetariana tuvo que preceder a la caza.
Lichardus, por su parte, afirma que los más arcaicos grupos humanos se alimentaban de manera muy variada y no eran tan dependientes de la carne: "... la alimentación cárnica no pudo desempeñar un papel tan importante como a veces se pretende." (Lichardus, 1987). Los hombres cazan y a veces vuelven con carne de animales grandes; éste es un alimento muy apreciado, pero “no constituye más que una tercera parte del total del consumo de calorías." (Nathan, 1987). Además se ha demostrado que la dentición de los homínidos ancestrales -como la nuestra- es más apropiada para moler y no para punzar, desgarrar o mascar carne (Harris, 1979). Citados en Martín-Cano Abreu, F. B. (2001).
También Martin y Voorhies (1975) creen que el porcentaje mayor de la dieta en las sociedades prehistóricas procedía de la recolección, como ocurre en las sociedades contemporáneas de cazadores-recolectores. Los datos etnográficos han revelado que los trabajos de recolección de las sociedades prehistóricas actuales los realizan fundamentalmente las mujeres, por lo que su trabajo resulta básico para la supervivencia del grupo. Además, muchos autores defienden que la recolección es una actividad cotidiana, mucho más regular y segura que la caza, “que es impredecible y esporádica” (Comas, 1995).
Para los científicos y científicas que exploran en el área de los estudios evolutivos sobre el desarrollo del género Homo y la especie sapiens,es indudable que la característica que nos hace humanos es nuestro cerebro: una poderosa estructura de gran complejidad y de un tamaño desmesurado en proporción al cuerpo que lo sustenta. Los más recientes avances de la Ciencia sugieren que todos los grandes hitos evolutivos, los cambios cruciales que permitieron ese salto gigantesco desde un cerebro de 400 centímetros cúbicos hasta otro de 1.300 centímetros cúbicos, con todo lo positivo y lo negativo que esto conlleva, tuvieron lugar sobre el organismo de la hembra de la especie, y sobre todo, en relación con la evolución de su cadera, pues el aumento del volumen cerebral se acompañó del aumento del cráneo que lo alberga, y del ensanchamiento del canal del parto:
Image may be NSFW. Clik here to view.Según José Luis Campillo Álvarez (2005), “de nada hubieran servido las prodigiosas contribuciones morfológicas, neuroendocrinas y metabólicas que lograron construir a lo largo de millones de años de evolución nuestro gran cerebro si, paralelamente, no hubiera evolucionado una cadera capaz de parir el enorme cráneo que lo contiene”.
Un ser con un cerebro a medio desarrollar tarda tiempo en ser autónomo y valerse por sí mismo, por lo tanto necesita unos cuidados especiales y una atención constante durante varios años. Esto provocó que todas nuestras fases vitales, incluidas la infancia y la juventud, fueran más largas en nuestra especie que en el resto de primates. Nuestros niños y niñas permanecen infantiles durante más tiempo que sus “primos peludos”, por eso las madres y padres humanos deben emplear mucho tiempo y gastar gran cantidad de energía en sacar adelante a sus crías.
La evolución humana supuso periodos más largos de embarazo, mayores dificultades en el parto y la dilatación del periodo de dependencia de los niños y las niñas. Estos cambios requirieron mayor capacidad de organización social y comunicación, lo que influyó en la evolución del tamaño del cerebro y en el surgimiento del lenguaje. Se cree que su origen pudo deberse a la necesidad de comunicar la localización e identificación de zonas productoras de plantas, bayas y frutos comestibles, así como las variedades de cada temporada.
Además, los estudios antropológicos con perspectiva de género han entendido que los primeros instrumentos utilizados por los humanos no tendrían por qué haber sido armas para la caza sino recipientes para la recolección y almacenamiento de alimento, y útiles para cuidar y transportar a las crías, lo cual habría facilitado la eficacia de la recolección y acumulación de víveres.
En el plano sexual, también se ha desmitificado la supuesta dominación brutal de los varones; tanto Linton como Slocum (1975), observaron que la hembra inicia las relaciones sexuales en la mayoría de los grupos de primates. Ambas antropólogas defienden que se ha exagerado la competencia por las hembras y que en realidad, ellas son las que deciden con quién se emparejan. Por su parte, Francisca Martin-Cano Abreu (2001), defiende la idea de que tanto en las familias paleolíticas como en las neolíticas la mujer gozaba de un gran poder social y económico, dado que era la que aportaba los dos tercios de las calorías necesarias para la supervivencia del grupo. Tenía autonomía para moverse e ir a cazar o recolectar, y su doble aportación económica y reproductiva le permitía tener poder político y religioso. Gracias a estos nuevos aportes de la antropología, hoy es fácil suponer que las mujeres prehistóricas no dependían de su pareja, dado que la estructura social en la que vivían era el clan, en el que niños y niñas eran criados por la comunidad en conjunto. Eran muchos los ojos que custodiaban y ayudaban a la supervivencia de los seres más vulnerables del clan, y es fácil suponer que las mujeres gozaban de libertad de movimientos porque su lugar no era la cueva en la que esperaba al "marido"; esta imagen es un estereotipo que corresponde a una visión totalmente sesgada y androcéntrica. Los descubrimientos realizados por Goodall, Galdikas, Fossey, Strum, Thompson-Handler en diferentes especies, señalan, en contra de las creencias estereotipadas, que las hembras tienen un importante papel en las sociedades y que participan de la caza en grupo (técnica tradicional compartida por los primeros humanos). Además, son las hembras madres las que enseñan a sus descendientes con su ejemplo: el conocimiento necesario para la supervivencia y qué comida comer, cómo recoger los alimentos adecuados y el arte de la caza.
EL TRABAJO FEMENINO EN LA SOCIEDAD PREMODERNA Y MODERNA
En las sociedades preindustriales, todos los miembros de la familia se dedicaban a tareas productivas, aunque se diferencien en función de la edad y del sexo. Tanto en la ciudad como en el campo, las mujeres trabajan, ya sea en el hogar paterno o fuera de él, como criadas, mozas de granja o aprendizas. En el campo las mujeres casadas se ocupan de los animales, siembran, siegan, conducen la yunta, recogen las cosechas y venden los productos en el mercado o las ferias. En la ciudad, las esposas de los artesanos ayudan a sus maridos en la preparación y acabado de los productos, realizan las transacciones, llevan las cuentas.
En el siglo XIX se dan dos grandes cambios en torno a la mujer y la esfera productiva. Por un lado, el proceso de industrialización favorece la extensión del trabajo femenino remunerado; para un número creciente de mujeres, trabajar se convierte en sinónimo de ganar un salario, sea como obrera o como criada. Para las de clase media o alta, el trabajo de las mujeres se caracterizaba por su temporalidad: si se casaban con un hombre medianamente rico, en cuanto tenían hijos abandonaban el trabajo a tiempo completo (en el caso de la clase obrera los chiquillos se criaban solos y comenzaban muy pronto a trabajar en las fábricas).
Por otro lado, para las clases medias, el trabajo de la mujer casada siempre ha tenido un rasgo subalterno, puesto que se considera una actividad complementaria que no debe poner en peligro el papel fundamental de esposa y madre. Es en ésta época cuando surge y se impone el modelo normativo de la mujer de interior, principalmente en los países europeos con clases medias. Alrededor de 1851, el ideal se halla ya tan extendido en Inglaterra que el censo general menciona la nueva categoría de“mujer de su casa”. En Francia, el estereotipo del ángel del hogar se forja en la segunda mitad del siglo a través de las novelas, las obras pictóricas, los libros de consejos, y otras publicaciones sobre la familia y la mujer.
En EEUU, en el período de entreguerras, también se puso de moda la mujer de interior, marcada no tanto por el espíritu de entrega como por la seducción, la felicidadconsumativa. Esta imagen fue exportada principalmente por la televisión: el aspirador, la lavadora., la cocina de gas, el frigorífico, los alimentos en conserva… son presentados por la publicidad como instrumentos de liberación para la mujer, mientras se publicitaban los productos cosméticos como medios capaces de conservar la juventud y asegurar la fidelidad masculina y la vida en pareja.
Esta invención moderna va acompañada de un proceso excepcional de idealización y de valoración social de la función de madre: Rousseau, y luego Pestalozzi, exaltan en sus obras el papel irremplazable del amor maternal en la educación de los hijos. Sin embargo, en los años 60 del siglo XX,el libro de Betty Friedan Mística de la feminidad, que vendió un millón y medio de ejemplares, produce el efecto de un shock cultural al poner de relieve el malestar indefinible del ama de casa de los extensos suburbios americanos, su aislamiento y sus angustias, el vacío de su existencia, su ausencia de identidad. El ideal de princesadel hogar ya no provoca unanimidad: en la prensa se multiplican los artículos que evocan la insatisfacción de la mujer de interior, sus frustraciones, la monotonía de su vida. Con el tiempo, la opinión pública evoluciona masivamente hacia la aceptación del trabajo profesional de la mujer.
Los feminismos denuncian que el trabajo doméstico está devaluado porque no es convertible en dinero y se lleva a cabo en solitario, dentro del recinto del hogar; socialmente sólo tienen prestigio aquellos trabajos visibles y remunerados. Por ello exigen que el trabajo doméstico y la maternidad se reconozcan como trabajos de pleno derecho y como tales, se retribuyan.
Desde el siglo XX, las mujeres hemos pasado de ser consideradas “improductivas” a ser las más “productivas”, si tenemos en cuenta que, sumando todo el tiempo de trabajo, las mujeres trabajamos más horas al día que los hombres en la mayoría de las sociedades. Según Manuel Castells (1999) las mujeres en todos los países trabajan un número de horas superior si añadimos las tareas domésticas a las tareas remuneradas, y suelen aportar más ingresos a la familia que sus parientes del sexo contrario. A pesar de que las mujeres representan más del 50% de la población mundial, aportan una tercera parte de la fuerza laboral oficial y cumplen con dos tercios de todas las horas de trabajo, poseen menos del 1% de las propiedades del mundo y reciben sólo una décima parte de los ingresos mundiales.
En España, las tareas del hogar, que realizan mayoritariamente las mujeres, aportan al país una riqueza equivalente al 27,4% del producto interior bruto (PIB), según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que cifra en 214.889 millones de euros el valor añadido que esas actividades aportan al país.Según los estudios llevados a cabo, del total de horas de trabajo realizadas por la población adulta a lo largo del año, dos tercios corresponden a trabajo no monetarizado y sólo un tercio a trabajo remunerado. Es decir, la economía española es como un iceberg, porque flota gracias a esos dos tercios del esfuerzo social que permanecen invisibles. (Durán, 1999). Del trabajo no remunerado, el 80% corresponde a trabajo doméstico. Estas conclusiones, según la AMF, nos muestran que ese trabajo ignorado y no valorado, que aparece socialmente como un asunto privado y familiar, es un soporte fundamental del sistema económico.
Hoy en día la mujer occidental ha logrado reincorporarse al mundo laboral y obtener unas condiciones dignas de trabajo, pero se ha encontrado con la paradoja de tener que hacer doble jornada, por lo que el modelo ideal de la feminidad actual es el de la súper woman. La súper mujer posmoderna, además de dedicar ocho horas o más de trabajo al día, trabaja de media, otras cuatro o cinco en casa. Es una mujer que cumple a la perfección con todos sus roles sociales: es buena esposa, buena madre, y tiene una red social y familiar de gran importancia. La súper mujeroccidental no sólo encuentra tiempo para cuidar de los demás y contribuir a la producción nacional, sino que además ha de tratar de encontrar tiempo para sí misma, para cuidar y mantener en forma su cuerpo y su belleza, para cultivarse y desarrollar sus hobbies, para dedicarle tiempo a su pareja y a sí misma, para estar siempre estupenda.
Sin embargo, las mujeres de carne y hueso que tratan de seguir este ideal poseen un problema común: el tremendo cansancio que las invade, la dificultad para compaginar profesión, pareja, familia y vida social. Por ello reclaman paridad en las tareas del hogar a sus compañeros, que en general gozan de más tiempo libre para dedicarse a sus amistades y pasatiempos que sus compañeras. Las tareas domésticas se han convertido en un campo de batalla en la posmodernidad porque en ellas confluyen todos los privilegios que los hombres han tenido desde siempre, y que parece que les cuesta perder.
Las mujeres seguimos cobrando menos salario que los hombres en puestos de igual categoría, y seguimos teniendo dificultades para conciliar maternidad y vida personal con la vida laboral. Tenemos ante nosotras un techo de cristal, una barrera invisible, pero demostrada estadísticamente, que nos impide acceder a los puestos de mayor responsabilidad en el ámbito académico, la política y, sobre todo, la empresa privada.
Con respecto a este techo, las investigaciones demuestran que muchas veces somos nosotras mismas las que rehuimos puestos de responsabilidad. Las causas son muy variadas: no saber si se va a ser capaz, no querer ocupar un puesto de mayor rango que el de su marido, miedo a ser juzgada por su condición femenina de manera mucho más dura y parcializada, evitación de puestos de autoridad (las mujeres prefieren puestos de coordinación y trabajo en equipo, según Helen Fisher, 2000), y otras muchas simplemente porque sienten que se las necesita en casa.
También está el síndrome de tener-otro-hijo, un modo socialmente aprobado de conseguir quedarse en casa (Dowling, 2003). Según Ruth Moulton, incluso mujeres de gran talento procuran quedarse embarazadas para evitar la angustia que les causa su floreciente carrera.
Las principales características del trabajo productivo femenino en la posmodernidad son:
-El trabajo femenino ya no se contempla como un mal menor, sino como una exigencia individual e identitaria, una condición para realizarse en la existencia, un medio de autoafirmación. Numerosos estudios ponen de manifiesto, según Lipovetsky (1999), que el compromiso femenino con el trabajo corresponde en la actualidad al deseo de escapar de la reclusión que supone la vida doméstica, y de modo correlativo, a una voluntad de apertura a la vida social. A lo cual cabe añadir la negativa a depender del marido, la reivindicación de una autonomía en el seno de la pareja y la construcción de una “seguridad” para el futuro.
-Las mujeres ya no dejan sus estudios ni su profesión para casarse (al menos no lo hacen mayoritariamente). El matrimonio y los nacimientos interrumpen cada vez en menor grado la vida profesional femenina, al menos hasta el tercer hijo. A pesar de ello, la baja laboral paternal no es obligatoria ni todos los hombres están dispuestos a pedirla, de modo que las cargas familiares siguen siendo tarea femenina; son ellas las que piden más días libres para cuidar a sus hijos e hijas, y a familiares enfermos o ancianos.
-Las profundas transformaciones de amplios sectores de la actividad económica han favorecido asimismo el trabajo femenino. En particular, la expansión del sector terciario ha creado formas de trabajo más adaptadas a las mujeres, debido a que les plantea exigencias físicas no tan fuertes. El auge de los trabajos de oficina y de comercio, del ámbito de la salud y la educación ha multiplicado la oferta de empleo femenino; cuanto más se ha desarrollado el sector terciario, más han abundado las mujeres en tales puestos.
-Las mujeres se hallan concentradas en un abanico de profesiones más restringido que los hombres y ocupan, en mayor proporción que los hombres, puestos menos cualificados; a igual calificación, la divergencia de salarios medios entre los sexos sigue siendo escandalosa. La asunción mayoritaria de responsabilidades familiares por parte de las mujeres provoca reducción de jornada, excedencias, etc. que conllevan la reducción de salario.
-El número de mujeres que empiezan a trabajar como autónomas aumenta cada vez más; de los 16 millones de norteamericanos que trabajaban para sí mismos en 1994, la mayoría eran mujeres según Helen Fisher (2000), que además aporta otros datos: en 1996, la National Foundation for Women Business Owners informaba de que las empresas de mujeres eran un tercio de todas las compañías de Estados Unidos. Los negocios de propiedad femenina tienen una tasa de éxito del 80% en sus dos primeros años, cifra muy superior a la media nacional estadounidense, de un 50%. (Helen Fisher, 2000).
- Continúa sólido el techo de cristal que sufren las mujeres a la hora de acceder a altos cargos: en Europa, pese a tener más nivel de estudios (el 52% de los titulados universitarios son mujeres), sólo el 31,7% ocupan puestos directivos (escasean las catedráticas, decanas, vicerrectoras, rectoras…).
LAS CONSECUENCIAS DE LA DIFERENCIACIÓN SEXUAL DEL TRABAJO
El problema de la diferenciación sexual del trabajo es que hace que los hombres y las mujeres dependan “unos” de las “otras”, y las “otras” de los “unos”; estas relaciones de dependencia se dan en el momento en que un hombre necesita a la mujer para la supervivencia y la vida diaria, y viceversa. En países como Afganistán, cuando los hombres mueren las viudas se ven obligadas a la pura y dura mendicidad, o a las redes familiares de apoyo si las tienen, pues les está prohibido trabajar asalariadamente. En la mayor parte del mundo, cuando las mujeres desaparecen de la vida cotidiana de los hombres (por enfermedad, muerte o divorcio), los hombres se derrumban porque desconocen toda la magia doméstica que las madres patriarcales transmiten a sus hijas pero no a sus hijos. Probablemente no sólo a causa de la infravalorización de estas tareas a nivel simbólico, sino también porque de algún modo ese conocimiento sobre multitud de tareas cotidianas han sido algo que ha otorgado poder a las mujeres sobre los hombres.
Las madres patriarcales han criado hombres que no pueden ser autónomos a no ser que sean ricos y puedan pagar criadas; han educado hombres dependientes en los aspectos más básicos de la vida (nutrición, higiene, educación, apoyo psicológico y afectivo, limpieza, etc.) que necesitan obligatoriamente a las mujeres para el día a día. A la hora de enviudar o separarse, el hecho de que los hombres tradicionales no sepan alimentarse adecuadamente, ni tengan los mínimos conocimientos culinarios, las mínimas nociones de higiene y limpieza, de remedios contra malestares y dolores, administración de los recursos y mantenimiento del orden, les han convertido en seres dependientes, especialmente cuando llega el momento de la jubilación.
Además, es curioso que el matrimonio para los hombres se traduzca en mayores cuotas de salud y bienestar físico y mental, y que en cambio merme la independencia y las energías de las mujeres, que además de traer un sueldo a casa o dirigir su propia empresa, siguen cargando con todo el peso de la crianza de los hijos e hijas y el cuidado de familiares dependientes.
Como las amas de casa no se jubilan, sino que siguen toda la vida trabajando, no pierden su rol ni su posición como personas necesarias. En cambio, los hombres pierden su papel como principales sustentadores de la economía familiar, y, por tanto, pierden su rol principal y su identidad. Muchos hombres, al envejecer, sufren fuertes crisis de virilidad porque pierden progresivamente su rol, su fuerza física, su potencia sexual, su autoridad y su función social.
Por eso el mayor reto en la actualidad consiste en lograr que la sociedad valore positivamente el trabajo doméstico, que aumente su prestigio e importancia para el funcionamiento de la sociedad, que sea reconocido en las cifras macroeconómicas, que remuneren todas las actividades domésticas como trabajo. Los logros son muchos en este ámbito: por ejemplo, hoy en día los hombres se involucran activamente en las tareas del hogar y de crianza de niños y niñas. Algunos solo "ayudan" y otros en cambio asumen su responsabilidad en el funcionamiento del hogar y en los espacios de convivencia, pero creo que el cambio es muy significativo, y que estamos aprendiendo a repartir las tareas del hogar con todos los miembros de la familia o de la gente con la que convivimos (pisos de estudiantes, campamentos de refugiados, casas compartidas, comunidades alternativas…).
Los gobiernos, en este sentido, han de contribuir a esta conciliación a través de leyes e instituciones que permitan a las mujeres desarrollar su carrera profesional sin tener que sacrificar su independencia económica por el “bien de la familia”: guarderías, permisos de paternidad, residencias para discapacitados y ancianos, ayudas a domicilio, ayudas económicas, etc.
Porque todos los avances sociales que ignoren la doble jornada femenina no lograrán crear una sociedad más desarrollada, ni más feliz: la batalla en torno a las tareas domésticas es hoy, en la sociedad occidental, uno de los mayores factores de conflicto, y es también uno de los motivos esenciales que desencadenan las rupturas conyugales y familiares. Es fundamental entender que el sacrificio y la sumisión de las mujeres, y su papel de "criadas", perpetúa un sistema injusto y desigual que impide el bienestar y la armonía social; por ello es necesario, también, un sistema laboral más humano, flexible y equitativo que permita conciliar trabajo y vida personal y familiar, no sólo a mujeres, sino también a hombres. Con la igualdad salimos ganando todos y todas.
Campillo Álvarez, José Enrique: La cadera de Eva. El protagonismo de la mujer en la evolución de la especie humana, Colección Ares y Mares, Editorial Crítica, Barcelona, 2005.
Clare, Anthony: Hombres. La masculinidad en crisis, Taurus, Madrid, (2000), 2002.
Castells, Manuel: La era de la información. Economía, Sociedad y Cultura. Volumen II. “El poder de la identidad”. Alianza Editorial, Madrid, 1998.
Dowling, Colette: El complejo de Cenicienta, Mondadori, Barcelona, 2003.
Fisher, Helen: El primer sexo, Taurus, Madrid, 2000. Lipovetsky, Gilles: La tercera mujer, Anagrama, Colección Argumentos, 1999.
Martín- CanoAbreu, Francisca: "La Sexualidad Femenina en Diversas Culturas. De ninfómanas a decentes",Colección: Mundo Académico, Junio 2012. Martín Casares, Aurelia: Antropología del género. Culturas, mitos y estereotipos sexuales, Cátedra, Feminismos, Madrid, 2006.
Hoy comienza la campaña para amadrinar mi nuevo libro Bodas diversas y Amores Queer. Hasta ahora he recibido diversas aportaciones de gente que está ayudándome en el proceso: -Jorge Morales Carbonell está haciendo la portada y la maquetación del libro. -Albert Moliner, desde Quito, se ofreció para traducirlo al catalán. -Eva Ruiz desde Madrid, Gemma Ubasart desde Quito, Sandra Bosch desde Asunción están leyendoselo antes de hacerme sus críticas, sugerencias y aportaciones. -Rodrigo desde Chile se ofreció para donar fotos sobre bodas o parejas diversas.
También se pueden hacer aportes monetarios y así amadrinar el libro. Con el dinero recaudado, mi intención es: - Traducir el libro al inglés: contratar a un/a traductor/a. Y si logro más fondos, traducirlo al italiano, francés, portugués, catalán, euskera... - Pagar al diseñador gráfico de la portada por su trabajo. - Contratar a una diseñadora gráfica para la elaboración de la web del libro y de la línea gráfica para la campaña de promoción. -Invertir en la difusión del libro en redes sociales y medios de comunicación. -Escribir otro libro.
Si te apetece aportar tu grano de arena a este proyecto puedes:
Wikipedia lo define como la financiación en masa o por suscripción (del inglés crowdfunding), también denominada cuestación popular, financiación colectiva, microfinanciación colectiva. Consiste en abrir un canal entre la gente que necesita financiar algún proyecto y su público. Así, cualquiera de nosotros/as podemos ser pequeños mecenas y hacer aportaciones para llevar a cabo un proyecto social, empresarial, cultural, o artístico. Este sistema es usado por emprendedores y emprendedoras que desean sacar adelante un sueño propio o en grupo, y que comparten con su público todo el proceso hasta que logran alcanzar su objetivo. Es un método de financiación internacional para multitud de proyectos: la elaboración de un disco, un libro, un documental, una película, un vídeoclip... pero también para financiar la construcción de una escuela o la fundación de una ONG, por ejemplo.
Libros de la autora para descargar gratuitamente o leer on line:
Me casé por amor y escribo este libro porque me encantan las bodas. Para mí son un rito social fantástico y un verdadero tesoro antropológico en el que se entremezclan todos los niveles de análisis (cultural, sociopolítico, económico, religioso, sexual y emocional) envueltos en las galas fastuosas de la utopía romántica posmoderna.
Desde pequeña me han encantado las bodas, y he tenido la suerte de asistir a muchas, fascinada por la representación teatral en el que no existe la cuarta pared, es decir, el público es el protagonista y cada cual asume su rol casi a la perfección.
Hice mi tesis doctoral en Humanidades y Comunicación Audiovisual sobre la construcción social y cultural del amor romántico desde un enfoque de género, y hoy les presento mi primer libro escrito desde una perspectiva queer.
"Bodas diversas y amores queer" pretende ser una obra de entretenimiento sobre ceremonias nupciales diversas a las que he asistido, pero también cuento mis bodas (la legal, la mágica, la performativa, la científica) para mostrar una historia de vida y para llevar a cabo un análisis que además de contener todo un aparato filosófico en torno al amor romántico, está hecha desde la subjetividad, sin pretensiones de sentar cátedra en torno al mito del matrimonio por amor.
La cosa es que nos casamos y nos divorciamos todos los días, y que yo no puedo seguir hablando del tema como si yo no fuese una humana que se enamora y cae bajo los influjos de los mitos románticos como cualquier otra. De este modo, esta la primera obra en la que he podido unir discurso y experiencias, teoría y praxis, intelecto y emociones, cultura y política, demostrando así que las doctoras feministas que investigan el romanticismo patriarcal también se enamoran, disfrutan del amor, sufren e incluso se casan.
Las bodas romántico-patriarcales: en el primer capítulohablo de las bodas románticas tradicionales en España, esas bodas de kitsch medieval que nos encandilan (vestuario de princesa, vidrieras de la catedral, ritual ceremonial).
En mi tesis doctoral[1] analicé las bodas entre príncipes y princesas “de carne y hueso” como una performance para seducir a las poblaciones con el mito del “matrimonio por amor”. En este capítulo elaboro un análisis semiótico en torno a los mitos que nos vende la realeza medieval a través de las tecnologías mediáticas. La gente se engancha a las historias de princesas plebeyas porque pasó toda su infancia leyendo y escuchando cuentos de desgraciadas como Cenicienta que fueron salvadas por su príncipe azul, todas ellas elegidas por la bondad de su corazón.
Las historias de princesas y príncipes nos gustan a niños y adultos, solo que no nos damos cuenta del estilo de vida ejemplar que nos ofrecen en los cuentos que nos cuentan. Desplegando toda la magia nos seducen asociando el amor y el matrimonio con la felicidad, la riqueza, el bienestar, la estabilidad y la armonía. Nos convencen bombardeándonos con imágenes y frases tiernas, de que el amor eterno y “verdadero” es el que bendicen la Iglesia, el Estado y “los mercados”, esos monstruos insaciables que hoy piden sacrificios.
Solo con echar un vistazo a las portadas de las bodas reales de la revista ¡Hola! podemos ver cómo estos eventos mediáticos globalizados son perfectos mecanismos de transmisión de ideología. Son cuentos que sirven para que pasemos un buen rato. De paso pretenden fascinarnos con la concentración de poderes que desfilan por la alfombra roja: Jefes de Estado, ministros, corporación municipal, curas y obispos, arzobispos, empresarios de éxito, banqueros con poder, miembros de los cuerpos de seguridad del Estado y de los grupos poderosos de comunicación, y las esposas de todos ellos.
Y los duques y las duquesas, los condes y las condesas, los marqueses y las infantas, los príncipes herederos, las reinas madre, los reyes sin trono, los maridos consortes. Y al servicio de todos ellos, como en toda buena Corte, los guardaespaldas, las cocineras, los monaguillos, las limpiadoras, los choferes (nótese la división de roles de género de estas profesiones, así tal cual. Pasarán muchos años antes de que veamos una mujer chofer llevando al novio o a la novia real hasta el altar, si es que las monarquías logran sobrevivir en estos tiempos de decadencia y crisis).
La influencia de estas bodas reales en nuestras vidas es obvia: aparte de que nos venden la idea de que hoy te puedes convertir en princesa aunque no tengas sangre real (es la tendencia europea en estos últimos años, como le pasó a Letizia Ortiz o, más recientemente, a Kate Middleton), nos perdemos en ensoñaciones imaginando a nuestro príncipe azul, al tipo o a la tipa ideal con la que podremos construir una relación maravillosa y eterna.
No es solo un sueño, es toda una utopía emocional posmoderna de corte individualista: ya no pensamos en un “nosotros”, o en una revolución social, sino en que aparezca alguien que colme todos nuestros vacíos, elimine nuestros miedos y nos haga la vida más bonita y más fácil.
Esta utopía se presenta personalizada para cada soñador o soñadora, como si fuera una aplicación para android. Las web que sirven para ligar o para conocer a tu media naranja permiten customizar[2]tu perfil y curiosear entre los demás perfiles. Mi hombre ideal o mi mujer ideal no tiene por qué ser la misma para todo el mundo: buscamos a nuestros príncipes azules y princesas rosas en los bares, en las playas y en las redes sociales, nos enamoramos locamente, nos emparejamos, nos separamos, nos volvemos a unir a otra persona, nos reproducimos. Se acaba la pasión, pero sigue el matrimonio, ad infinitum o hasta que el cuerpo aguante.
Las bodas alternativas y los amores queer. En el segundo capítulo, hablaré de otras bodas, alternativas al modelo medieval kitsch y patriarcal. Estuve en bodas de católicos de base que no implicaron apenas gasto monetario pero sí mucha creatividad; en una boda lésbica íntima e improvisada al calor de un fuego, un cocido madrileño y un vino tembleño. Y en la boda de mi marido gay con su marido real, que disfruté mucho.
Les contaré la mejor boda en la que he estado en mi vida: la de mis amigos Sonsy y Moha… un acto de desobediencia civil para otorgar plenos derechos de ciudadanía a un inmigrante marroquí. Fue una boda divertidísima y emocionante, porque vivimos la performance como si fuese real, porque el fotógrafo era el novio real, porque éramos gente de muchos países diferentes y porque nos disfrazamos como cualquier ciudadano de a pie se disfraza para una boda. Fue una ceremonia nupcial okupa y multicultural, a medio camino entre la ficción y la realidad.
La performatividad de las bodas románticas
En el tercer capítulo empiezo a contar mis bodas. Hablo sobre la teatralidad y performatividad de estos ritos nupciales, y de dos experiencias de las que disfruté en Tánger y en Lavapiés (Madrid): en ellas se mezclan ficción, fantasía, representación, y realidad.
Me encanta analizar cómo nos creemos los cuentos que nos contamos, pero también representarlos, porque tengo metida en vena una sobredosis de teatro. Si uno mi pasión por los escenarios con mi mirada antropológica me salen cócteles de realidad y ficción muy ricos.
Por eso me gustan tanto las bodas, tanto verlas como hacerlas.
Los elevados índices de divorcio, casamientos y segundas y terceras nupcias demuestran que somos muchos y muchas los que caemos bajo el espejismo del amor romántico. Y que somos muchos y muchas también las que nos separamos cuando no logramos disfrutarlo o no somos felices, aunque no todos los que se casan se descasan.
Queremos que el matrimonio dure para siempre y a la vez queremos amar intensamente. Estamos sumidos en contradicciones entre la libertad y la soledad, la necesidad y el deseo, el miedo y el vacío. Por eso las parejas de hoy en día son tan líquidas: la solidez es cosa del pasado, el compromiso nos agobia, y lo queremos todo en un mismo día. Por eso el amor nos duele.
Hablaremos de las represiones afectivas y sexuales, y del lado oscuro del matrimonio: el cansancio, la prostitución, el adulterio, el odio, la envidia, el vacío, y los espejismos que nos creamos para mantener los mitos románticos del mismo modo que la ilusión navideña o la euforia democrática el día de las elecciones.
Es todo puro teatro…
Mis bodas románticas: mitos y subversiones. En este último capítulo, el cuarto, les cuento mis dos bodas, que fueron románticas, por papeles, y surrealistas. Por mucha sorpresa que pueda causarles, ando enamorada y tengo pareja heterosexual: me apetecía salir del armario y dejar de esconderme tras la teoría, y contar cómo me enamoré, para qué me casé, con quién lo comparto, y cómo lo estoy disfrutando.
[1] La construcción sociocultural de la realidad, del género y del amor romántico”, Universidad Carlos III de Madrid, enero 2009.
[2]Customizar está muy de moda en estos tiempos. En realidad quería decir “personalizar”.
Amo a los nuevos hombres. Me encantó el artículo de Rubén Sánchez de hace unas semanas hablando sobre ellos y no me pude resistir a contarles sobre mi fascinación. Yo supe de su existencia haciendo mi tesis doctoral: primero los descubrí en los libros, después los encontré en blogs y webs, en foros y redes sociales, y los sigo hoy cual fan enamorada.
No sé si esta nueva pasión es en realidad una extensión de mi complejo de Edipo, porque mi padre es un nuevo hombre. Mi madre se iba a la fábrica y mi padre, como era escritor, nos cuidaba a mi hermana y a mí. Él es un hombre de esos que cocina y lava platos, que cambia pañales y baña a los nietos, que va a la compra y hace lavadoras. Disfrutó mucho de la crianza de sus hijas, y nos educó para que fuésemos mujeres independientes y trabajadoras. De ahí mi amor hacia este padre tan hermoso a la par que feminista. Los demás padres me parecieron siempre muy patriarcales comparados con el mío.
Creo que por este complejo de Edipo el día que conocí a mi compañero me puso tan cachonda darme cuenta de que era un hombre nuevo también. Y al conocerle mejor me enamoré perdidamente. Mi chico es de esos hombres que no tienen problemas con su masculinidad, así que no tiene que estar todo el tiempo demostrando lo macho que es. Para mí es un lujo compartir la vida con este tipo de hombres porque se puede hablar estupendamente, no tienen complejos de inferioridad que les empujen a machacarte para que no brilles, no se creen que eres de su propiedad, no te celan mientras cortejan a otras, no te mienten sin necesidad, no dependen de ti porque están contigo, y lo están hasta que dejen de estarlo. Es decir, no se sienten “condenados” a estar contigo, son libres para quedarse a tu lado.
Los nuevos hombres tienen muchas otras ventajas, porque son más autónomos, se trabajan las emociones, se comunican mejor. No necesitan criadas y por eso no “ayudan” en casa, sino que asumen su responsabilidad total sobre las tareas domésticas y disfrutan de su paternidad. Para mí son tan atractivos porque no sufren tanto como los hombres tradicionales, son más creativos en la construcción de su identidad, y viven su masculinidad con más libertad y alegría. Supongo que es porque no se sienten tan presionados para mostrar su virilidad continuamente, como les sucede a los varones patriarcales.
Yo se lo recomiendo mucho a mis amigas y amigos, que se busquen hombres nuevos y se alejen de los machos alfa o de los romántico-atormentados, pero creen que los mitifico y que son tan pocos que ni existen. El día que me llamaron para participar en el Congreso de Masculinidades en Barcelona el año pasado me sentí muy afortunada por poder ir a conocerlos en persona. Llamé a mis amigos y amigas solteras para contarles que iba a conocer a cientos de nuevos hombres, pero pensaron que iba a un congreso lleno de frikis queer. Así que fui sola al paraíso....
Es hora de que empecemos a hablar de amor, de emociones y de sentimientos en espacios en los que ha sido un tema ignorado o invisibilizado: en las Universidades, en los congresos, en las asambleas de los movimientos sociales, las asociaciones vecinales, los sindicatos y los partidos políticos, en las calles y en los foros cibernéticos, las comunidades físicas y virtuales. Hay que deconstruir y repensar el amor para poder crear relaciones más igualitarias, más sanas, más abiertas, más libres, más bonitas. Tenemos que hablar de como podemos aprender a querernos mejor, a llevarnos bien, a crear relaciones bonitas, a extender el cariño hacia la gente y no centrarlo todo en una sola persona.
El amor romántico que heredamos de la burguesía del siglo XIX está basado en los patrones del individualismo más atroz: que nos machaquen con la idea de que debemos unirnos de dos en dos no es casual. Bajo la filosofía del “salvesé quién pueda”, el romanticismo patriarcal se perpetua en los cuentos que nos cuentan en diferentes soportes (cine, televisión, revistas, etc).
Asumimos los mitos, los estereotipos, los ritos y los roles a través de los relatos, y mientras consumimos ideología hegemónica, nos entretenemos y nos evadimos de una realidad que no nos gusta. Consumiendo estos productos románticos aprendemos a soñar con una utopía emocional que nos promete la salvación eterna y la felicidad conyugal. Pero solo para mí y para tí, los demás que se busquen la vida.
Frente a las utopías religiosas o las utopías sociales y políticas, el amor romántico nos ofrece una solución individualizada, y nos mantiene distraídas soñando con finales felices. El romanticismo sirve para que adoptemos un estilo de vida muy concreto, para que nos centremos en la búsqueda de pareja, para que nos reproduzcamos, para que sigamos con la tradición y para que todo siga como está.
El romanticismo sirve, también, para ayudarnos a aliviar un día horrible, para llevarnos a otros mundos más bonitos, para sufrir y ser felices con las historias idealizadas de otros, para olvidarnos de la realidad dura y gris de la cotidianidad.Sirve para que, sobre todo las mujeres, empleemos cantidades ingentes de recursos económicos, de tiempo y de energía, en encontrar a nuestra media naranja. Ante el fracaso, deseamos que todo cambie cuando encontremos al amor ideal que nos adore y nos acompañe en la dura batalla diaria de la vida.
Las industrias culturales y las inmobiliarias nos venden paraísos románticos para que nos encerremos en hogares felices y por eso una gran parte de la población permanece adormilada, protestando en sus casas, aguantando la pérdida de derechos y libertades, asumiéndolas como desgracias o mala suerte. Cada oveja rumiando su pena con su pareja.
Los medios de comunicación tradicionales jamás promueven el amor colectivo si no es para vendernos unas olimpiadas o un seguro de vida. Si todos nos quisiésemos mucho el sistema se tambalearía, pues está basado en la acumulación egoísta de bienes y recursos y no su gestión colectiva y solidaria. Por ello es que se prefiere que nos juntemos de dos en dos, no de veinte en veinte: es más fácil controlar a dos que a grupos de gente que se quiere.
El problema del amor romántico es que lo tratamos como si fuera un tema personal: si te enamoras y sufres, si pierdes al amado o amada, si no te llena tu relación, si eres infeliz, si te aburres, si aguantas desprecios y humillaciones por amor, es tu problema. Igual es que tienes mala suerte o que no eliges a los compañeros o compañeras adecuadas, te dicen.
Pero el problema no es individual, es colectivo: son muchas las personas que sufren porque sus expectativas no se adecúan a lo que habían soñado. O porque temen quedarse solas, porque necesiten un marido o una esposa, o porque se decepcionan cuando comprueban que el romántico no es eterno, ni es perfecto, ni es la solución a todos nuestros problemas.
Lo personal es político, y nuestro romanticismo es patriarcal, aunque no queramos hablar de ello . También la gente de izquierdas y los feminismos seguimos anclados en viejos patrones de los que nos es muy difícil desprendernos. Elaboramos muchos discursos en torno a la libertad, la generosidad, la igualdad, los derechos, la autonomía… pero en la cama, en la casa, y en nuestra vida cotidiana no resulta tan fácil repartir igualitariamente las tareas domésticas, gestionar los celos, asumir separaciones, gestionar los miedos, comunicarse con sinceridad, expresar los sentimientos sin dejarse arrastrar por la ira o el dolor…
No nos enseñan a gestionar sentimientos en las escuelas, pero sí nos bombardean con patrones emocionales repetitivos y nos seducen para que imaginemos el amor a través de una pareja heterosexual de solo dos miembros con roles muy diferenciados, adultos y en edad reproductiva. Este modelo no solo es patriarcal, también es capitalista: Barbie y Ken, Angelina Jolie y Brad Pitt, Javier Bardem y Penélope Cruz, Letizia y Felipe… son parejas exitosas mitificadas por la prensa del corazón para que las tomemos como modelo a seguir. Es fácil entender, entonces, porqué damos más importancia a la búsqueda de nuestro paraíso romántico que a la de soluciones colectivas.
Para transformar o mejorar el mundo que habitamos hay que tratar políticamente el tema del amor, reflexionar sobre su dimensión subversiva cuando es colectivo, y su función como mecanismo de control de masas cuando se limita al mundo del romanticismo idealizado, heterocentrado y heterosexista.
Si me pongo romántica queer, me da por pensar que el amor de verdad podría destruir patriarcado y capitalismo juntos. Las redes de solidaridad podrían acabar con las desigualdades y las jerarquías, con el individualismo consumista y con los miedos colectivos a los “otros” (los raros, las marginadas, los inmigrantes, las presidarias, los transexuales, las prostitutas, los mendigos, las extranjeras). Para poder crear estas redes de amor tenemos que hablar mucho y trabajar mucho: queda todo el camino por hacer.
Tenemos que hablar de cómo podemos aprender a querernos mejor, a llevarnos bien, a crear relaciones bonitas, a extender el cariño hacia la gente y no centrarlo todo en una sola persona. Es hora de que empecemos a hablar de amor, de emociones y de sentimientos en espacios en los que ha sido un tema ignorado o invisibilizado: en las universidades, en los congresos, en las asambleas de los movimientos sociales, las asociaciones vecinales, los sindicatos y los partidos políticos, en las calles y en los foros cibernéticos, las comunidades físicas y virtuales.
Hay que deconstruir y repensar el amor para poder crear relaciones más igualitarias y diversas.
Es necesario pensar el amor, volverlo a inventar, acabar con los estereotipos tradicionarles, contarnos otras historias con otros modelos, construir relaciones diversas basadas en el buen trato, el cariño y la libertad. Es necesario proponer otros “finales felices” y expandir el concepto de “amor”, hoy restringido para los que se organizan de dos en dos.
Hay que romper con la idea de que el amor solo puede darse entre dos personas, y hay que romper con los miedos que nos separan: los racismos, la homofobia, la transfobia, la xenofobia, la misoginia, el clasismo... para poder crear mundos más horizontales, más abiertos, más solidarios.
Ahora más que nunca, necesitamos ayudarnos, trabajar unidos por mejorar nuestras condiciones de vida y luchar por los derechos humanos para todos. Para acabar con las soledades hambrientas de emociones exclusivas e individualizadas necesitamos más generosidad, más comunicación, más trabajo en equipo, más redes de ayuda. Solo a través del amor colectivo es como podremos articular políticamente el cambio.
Confiando en la gente, interaccionando en las calles, tejiendo redes de solidaridad y cooperación, trabajando unidos para construir una sociedad más equitativa, igualitaria y horizontal. Pensando y trabajando por el bien común, es más fácil aportar y recibir, es más fácil dejar de sentirse solo/a, es más fácil elegir pareja desde la libertad, y es más fácil diversificar afectos. Se trata, entonces, de dar más espacio al amor en nuestras vidas, de crear redes afectivas en las que podamos querernos bien, y mucho.
El amor romántico que heredamos de la burguesía del siglo XIX está basado en los patrones del individualismo más atroz: que nos machaquen con la idea de que debemos unirnos de dos en dos no es casual. Frente al declive de las utopías religiosas o las utopías políticas, surgen nuevas utopías románticas personalizadas, hechas a nuestra medida. Como ya no creemos que podamos salvarnos todos juntos, nos buscamos la vida para poder encontrar a alguien a que nos ame, y de paso, alguien con quien reproducirnos, compartir facturas y resolver problemas.
Bajo la filosofía del “sálvese quién pueda”, el romanticismo patriarcal se perpetúa en los cuentos que nos cuentan, y se instala allá donde no llega el raciocinio, en lo más profundo de nuestras emociones. A través de las películas y las canciones asumimos toda la ideología hegemónica en forma de mitos, estereotipos, y roles patriarcales. Y con estos valores construimos nuestra masculinidad y nuestra feminidad, e imitamos los modelos de relación que nos ofrecen idealizados.
El resultado de tanta magia romántica es que la gente acaba creyendo que el amor es la salvación. Pero solo para mí y para ti, los demás que se busquen la vida.
Estoy feliz porque mi nuevo libro está ya en Amazon esperando el momento de ver la luz. Podréis encontrarlo en múltiples formatos (papel, kindle, ipad, iphone, epub...) desde el miércoles 25 de Septiembre aquí, en mi página de Amazon. Si bien es mi tercera publicación, este libro es el primero en el que mezclo teoría y experiencias personales, y el primero que auto publico. Ha sido una apuesta personal para unir mi experiencia en las redes sociales con mis habilidades para escribir, y mi trayectoria académica de investigación. He tenido que estudiar mucho para comprender la lógica de la auto edición y la publicación digital, y he disfrutado una barbaridad porque he podido seguir todo el proceso paso a paso. Y es bonito sentir que puedes trabajar en tu libro hasta el mismisimo final, aunque no lo he hecho sola, afortunadamente. He tenido mucha gente apoyándome en el camino, en especial mi compañero que me ha ayudado en todas las áreas posibles en este último mes de vértigo.
Siento vértigo como cuando salía al escenario en teatro, solo que esta vez sin director o directora que me marque las pautas a seguir. Me atreví a hacerlo sola y lo mejor de todo es que siento que no es un proceso definitivo: puedo volver a publicar nuevas ediciones de mi obra para mejorarla cuantas veces quiera. Maravillas de la tecnología... Ha sido un proceso duro y largo, pero muy enriquecedor, porque he aprendido de todo (edición, maquetación, asuntos administrativos, aplicaciones variadas, programas de todo tipo, herramientas digitales, marketing on line...). He aprendido a valorar mucho también el trabajo de las editoriales, y me he acordado especialmente de los compañeros de Fundamentos y Txalaparta porque ahora sé lo que cuesta publicar un libro, y lo importante que es el trabajo en equipo para sacar cualquier proyecto cultural a la luz. Mi equipo han sido amigas y amigos que han leído el borrador y me han hecho aportaciones de todo tipo. Quiero agradecer en especial a Sandra Bosch Olías, que trabajó on line conmigo desde Asunción, y a Oswaldo Perez García desde Galicia, que me azuzó la conciencia y me señaló párrafos mejorables o incomprensibles, y me hizo reír mucho con sus feroces críticas. A Eva Ruiz desde Madrid por su lectura y crítica, y su apoyo constante desde hace años, y a Rocío Alcalá desde París por todos sus consejos. En este proceso ha habido de todo: momentos maravillosos de escritura en los que he volado, momentos infernales de auto corrección, problemas técnicos, soluciones mágicas, y algún que otro llanto producto del cansancio o del miedo. Me he sentido muy acompañada por mis amigos y amigas de las redes sociales. En facebook hice un grupo para ir compartiendo las pruebas de portada, la introducción, el prólogo, y para ir contando cositas. A día de hoy ya somos 458 miembros:
Este proyecto es una apuesta personal por unir mis habilidades para la comunicación escrita y digital. Trabajo desde hace muchos años creando contenidos gratuitos y tejiendo redes en Internet, y he estado ensayando en el ámbito editorial digital con la Colección Digital de Ebooks El Rincón de Haika, que cuenta ya con siete libros digitales para descargar gratuitamente. Bodas Diversas y Amores Queer es mi primera apuesta empresarial en el ámbito editorial. La próxima semana podré presentarles a mi criatura. Mientras, aquí les dejo una muestra de lo que hablamos en este mes en redes sociales. !Gracias por seguirme y leerme, y gracias por compartirme!
Si os suscribís al Rincón de Haika, os regalo el prólogo de mi nuevo libro: http://t.co/Hl905PLryJ — Coral Herrera Gómez (@coralherreragom) September 3, 2013
Quizás la nueva portada de mi libro sobre Bodas Diversas y Amores Queer, ¿qué les parece?http://t.co/XHo5HxeGtn — Coral Herrera Gómez (@coralherreragom) August 26, 2013
Este fin de semana en volado a Asunción para participar en el 5º Encuentro Feminista del Paraguay. Han sido unos días muy intensos en el que he aprendido mucho sobre las luchas de las mujeres paraguayas: las reivindicaciones de las mujeres indígenas, de las trabajadoras domésticas, de las mujeres lesbianas y trans, de las mujeres urbanas, de las mujeres migrantes...
Mi aportación consistió en dos conferencias: Lo romántico es político, y Feminismos 3.0.
Quería agradecer la invitación al equipo del CDE, a Comunicación Feminista desde Paraguay y a las organizadoras del Encuentro, han sido unos días maravillosos que nunca olvidaré. Me sentí muy a gusto entre ustedes, coimpartiendo ideas, intercambiando información, conociendo otras realidades, creando redes de trabajo en la lucha por la igualdad.
Muchas gracias por invitarme a Asunción y por vuestra hospitalidad
Estoy muy orgullosa de presentarles el primer Glosario Feminista en Lengua de Signos que ha coordinado Iztiar Abad publicado por Revista piKara, en castellano y en euskera. Yo participo en dos definiciones: Identidad de Género e Identidad Sexual.
Muy contenta de poder haber aportado mi granito de arena a este proyecto para llegar a las personas con discapacidad auditiva y de estar entre las colaboradoras con Alicia Puleo , Asma Lanrabet, Beatriz Gimeno , Beatriz Ugarte Maiztegi, Chus González García, Clara Murguialday, Coral Herrera Gom , Edurne Bengoetxea Sorozabal, Elena Simón Rodríguez, Gracia Trujillo, Ianire Estébanez , Itu Medeak , Josetxu Riviere Aranda, Karmele I. Ruiz Antolín, Maitena Monroy Romero, Margarita López Carrillo, June Fernández, Mari Luz Esteban, Marina de la Hermosa, Matilde Fontecha Miranda, Mentxu Abril, Mikel Otxoterena Fernández, Miriam Ocio Sáenz de Buruaga, Norma Vázquez, Raquel (Lucas) Platero, Rocío Lledó, Teresa Maldonado Barahona, Teresa Torns, Zuriñe Mbaztan y Yaratullah Monturiol.
El jueves 31 de Octubre impartí una conferencia en el Taller de Género, Justicia y Diversidad que organizó ILANUD para directivos del Ministerio de Justicia en Costa Rica. Aquí les dejo la presentación que utilicé para hablar sobre el tema de los derechos humanos de la población LGBTIQ privada de libertad: